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Por qué compartes fotos tan crudas siempre?

Actualizado: 2 mar 2019


Lo hago porque es la realidad, y se nos olvida, a mi se me olvida.



Es una realidad que financiamos todos los días sin cuestionarnos la razón, la financiamos en el desayuno al consumir huevos (aun que sean orgánicos), al ducharnos con shampoo testiado en animales, al maquillarnos, al comprar una "mascota", al ir a zoológico o a un circo, al comprar una cartera de cuero, al reunirnos a comer una parrillada entre amigos. Nuestros actos diarios alientan la violencia que existe en nuestra sociedad, somos los responsables del maltrato sistemático y la de explotación macabra hacia nuestros compañeros terrícolas.


A veces, aunque tengamos los ojos abiertos, no vemos. La verdad pasa frente a nosotros y el filtro de la cultura, de lo que nos enseñaron, de la escuela, de la familia, de los amigos, de la tele y de todo lo que nos construye, nos tapa la visión, nos enceguece. Y la verdad, la protagonista de la obra, solo será iluminada por la luz de la empatía, solo en el momento en el que comprendamos que ellos son nosotros.


Yo también comía animales y aunque crecí en una granja junto con cerdos, vacas, pollos... al final del día esos animales que cuidábamos, alimentábamos y decíamos que queríamos nos los comimos. Tenía una cerdita que se llamaba Teté, decíamos que la queríamos como uno de nuestros perros pero era una mentira mas del especismo. La Teté vivió toda su vida encerrada y su único valor era su reproducción, matamos a cada uno de sus hijos frente a ella, me acuerdo perfectamente de sus gritos. Cerraba los ojos y me tapaba los oídos al escuchar su miedo pero aun así, me los comí.


Viví 28 años de mi vida sin cuestionarme nada, no lo quería ver, no quería aceptar que desde que nací fui parte del asesinato masivo de otros animales, que desde mi primer respiro el mundo es un lugar peor, no quise darme cuenta y a través de los años viví entre mentiras y falsas realidades, que "eso" que metí en el horno, son animales con deseos, animales con vínculos familiares, animales que disfrutan y que sufren también; no lo quise ver, hacerlo requiere de coraje, el necesario para sentarse en una mesa con la familia y decir no a la "comida" de siempre, el justo para que no se escuchen las burlas de los amigos frente al cambio, el suficiente para que el dolor se convierta en acción.


Cuando decidí abrir los ojos, vi a ese animal en el plato, vi sus piernas, sus ojos, su piel, su boca, su lengua y cada una de las partes que lo identifican y lo hacen un ser único en este planeta, dejo de ser un referente ausente, lo vi.

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